¿Qué hemos hecho para merecer esto? Es una pregunta que nos suele asaltar cuando las cosas no salen como queremos, cuando el destino, la fortuna o como se quiera llamar, no se alía con nosotros y nos da continuamente bofetadas en la cara, cuando no puñetazos, dejándonos tocados en la moral y el ánimo. Es normal perder la motivación que un día tuvieras, perder la seguridad en ti mismo, perder lo que un día te caracterizó y que pienses lo que todos hemos pensado alguna vez. ¿Para qué estoy aquí? Yo al menos me lo pregunto cada día.
Hace poco murió una persona que era como una hermana para mi mujer. No voy a decir que le tuviera un cariño especial, pero sí debo reconocer que admiré su fortaleza, su moral, su lucha insistente por vencer esa mortal enfermedad que acabó con ella. Es cierto que no pudo con ella, es cierto que no venció la guerra a pesar de haber vencido varias batallas, pero lo que es más cierto es que no dejó de luchar hasta que ya no hubo más remedio y las fuerzas físicas no le acompañaron. Es un ejemplo, sin ninguna duda, de lo que debe ser la vida, un ejemplo de que, por muy mal que nos traten, por muy negro que veamos el futuro, siempre tenemos una posibilidad, si no es por nosotros, es por los demás. Si tu luchas, el de al lado tuyo, tu compañero, pareja, amigo, amante, hermano, padre o hijo, lucharán, porque eso es algo que se contagia, porque no hay nada más epidémico que una persona con una fuerza arrolladora y un sentido del humor que no discrimina a nadie y cuenta con todos para vivir y seguir adelante.
Así que cuando te preguntes: ¿Para qué estoy aquí?, puedes responderte algo tan simple como: Para vivir y dejar vivir. Para enseñar a vivir, para disfrutar de la vida, para ayudar a vivir, para sentir en nuestro ser los rayos de luz del sol, el viento, la lluvia, el frío y el calor que nos hace sentirnos vivos. Estamos aquí para aprovechar el momento, para luchar por lo que queremos, ya sea una persona, una cosa, una vocación, una manera de pensar o de sentir, o quizás una manera de ser y de vivir. Solo podemos luchar, la vida es así, las propias personas no nos lo ponen fácil, pero somos nosotros nuestros mayores enemigos. Luchad, seguid vuestro instinto, vuestro impulso más primario, tomad vuestros deseos, convertirlos en objetivos e ir a por ellos sin dilación, sin dudas, sin vacilar, sin dejar que nadie os arrebate vuestra ilusión por lo que, estáis seguros, es vuestro destino.
Dicho esto os dejo, tengo que luchar por mi destino, por mi sueño, por mi futuro, tengo que ser un ejemplo de lo que digo, creo y afirmo con todo el peso de mi convicción. Haced lo mismo, no os dejéis llevar por otros, por el no puedo, el no tengo tiempo, el no estoy seguro. Si te gusta, si te atrae, si significa algo para ti, es lo que debes hacer, no lo dudes.